Desde el principio de los tiempos, la incapacidad biológica del hombre para sobrevivir a la intemperie ha hecho que la vivienda sea tanto una necesidad básica y primordial como un elemento de expresión social, política y cultural de primer orden. Mientras que los palacios y las grandes construcciones monumentales han ocupado la atención constante de los historiadores del arte y de los arquitectos, la vivienda común o popular u obrera —o como de cualquier otra forma queramos denominarla— ha recibido un tratamiento mucho menor y una consideración marginal.
El curso "De la corrala a la ciudad-jardín. La vivienda popular en España (1875-1936)" pretende, prioritariamente, recuperar este tema presentándolo de la manera más accesible a los alumnos, sea cual sea su especialidad y formación previa. En el medio siglo que precede a la Guerra Civil, millones de españoles vivieron y padecieron las consecuencias de la falta de condiciones en sus alojamientos y la carestía de los mismos mientras se ensayaban distintas y muy variopintas soluciones. Aunque resulta inevitable referirse a las tendencias arquitectónicas y urbanísticas y a las personalidades más destacadas junto a sus obras, el curso focaliza la mayor atención en los "mudos de la Historia"; unos "mudos" que, en este caso, son los edificios —incluyendo a los que se materializaron y a los que no fueron más allá de los tableros de dibujo—, los promotores de los mismos y, sobre todo, los ocupantes o quienes aspiraban a serlo.
Habrá quién encuentre un sinfín de indudables paralelismos con la actualidad más cercana, obsesionada por el tema de la vivienda y todo lo que rodea a este complejo asunto, mientras que otros sólo verán un pasado felizmente desaparecido al que debiéramos asomarnos sin ninguna sombra de nostalgia. En realidad, cualquier casa en cualquier tiempo y lugar, constituye un espacio que precisa de una doble lectura para ser plenamente entendida; una como objeto meramente físico (la situación del solar, su valor económico, las dimensiones, el tipo de distribución de las habitaciones, los avances higiénicos y de confort aplicados, la tecnología utilizada, los materiales, las modas y los estilos arquitectónicos…); otra, como espacio ideológico-mental, puesto que la morada refleja la época y la sociedad a la que pertenece, luego el grupo social al que va destinada y, por último, los individuos que la habitan.
Programa del curso y matrícula
CA Asturias. Gijón