LOS TIEMPOS DE LA ULTRAMODERNIDAD ( El tiempo de la Tribu Cibernética)

Vicente Huici ( UNED- Bergara)

 

1.-La imposibilidad del tiempo histórico

En una obra publicada en 1950, el sociólogo francés de origen ruso Georges Gurvitch ( 1894- 1965 ) se lamenta de la insistencia de algunos historiadores -- como , por ejemplo, Fernand Braudel-- en su pretensión de  subsumir la multiplicidad de  los tiempos sociales " en la luz blanca, unitaria , violenta que resulta indispensable en el tiempo histórico "[1].

Dicha insistencia  le resulta a Gurvitch inoperante a la hora de comprender la problemática de la temporalidad social, pero manifiesta también, en su opinión " un espíritu imperialista tendente a privilegiar  la historia" [2] por encima de cualquier otro discurso sobre la realidad humana.

En una obra posterior, Gurvitch matiza  sus reticencias,  señalando que  la inoperancia imperialista que rige el  tiempo de la mayor parte de los historiadores no es sino el resultado de que " los tiempos históricos reales son reconstruidos según el punto de vista ideológico del historiador, que siente la tentación de preferir algunos de estos tiempos en detrimento de los demás " [3].

Con esta afirmación Gurvitch pone ciertamente el dedo en la llaga de la temporización histórica. Pues lo que el sociólogo francés  está , en realidad, afirmando es que la pretensión unificadora de la temporización histórica  respecto de los diversos tiempos sociales  no es sino el intento desesperado  de mantener el imaginario  del  sentido  en la historia de las sociedades humanas. Y dicho sentido es , por supuesto, sentido,  o sea, dirección, pero también  tiene vocación de ser uno y único.

Es , sin duda, sentido-dirección, y , a través de él, se pretende actualizar el monocorde discurso historicista del judeo-cristianismo,  disfrazando al viejo Dios omnipotente, que dotaba de contenido teleológico los aconteceres humanos, de Razón , según la versión kantiana, de Estado , según el modelo hegeliano ,o de modo de producción , según los supuestos de Marx [4]. Así, nadie parece haber escuchado  los truenos antihistoricistas de Nietzsche que desvelan  la trampa. Nadie parece , todavía,  haber optado por la Genealogía frente a la Historia,  por la  historia de la verdad frente a la verdad de la historia [5].

Pero el sentido-dirección es  también uno  y único , porque no cabe la multiplicidad, versión moderna de un politeísmo  peligroso que podría  dar lugar simultáneamente a diversas Razones Humanas, a diversos Estados y a diversos Modos  de Producción . Las Ideologías necesitan que el sentido sea uno y único, y para ello se proveen de  historiadores que unifiquen , al menos discursivamente, la multiplicidad. Cruel destino para el logos  aristotélico  que debe, por su inconfesa raíz parmenidesiana, forzar la realidad para, supuestamente, dominar sobre ella.

Gurvitch se lamenta de la vigencia de este sentido único, pero también de su inoperancia y de su carácter imperialista, porque ha sido él mismo quien ha puesto de manifiesto las imposibilidades del tiempo histórico único, porque , a través de su obra, de sus investigaciones, ha mostrado cómo se puede hablar cuando se habla de los tiempos de las sociedades.

2.- La multiplicidad de los tiempos sociales y la postmodernidad

Pero , ¿ qué es lo que ha mostrado Gurvitch? Gurvitch, continuando las investigaciones iniciadas por Durkheim  y asumiendo las llevadas a cabo por Halbwachs[6], ha mostrado que , respecto de lo social, no se puede hablar sino de una multiplicidad de los tiempos sociales.

Así, frente al tiempo único y unificador de los historiadores, Gurvitch ha distinguido entre varios  tiempos sociales[7] que enhebran el acontecer de las sociedades y dan lugar a una multiplicidad de sentidos-direcciones.

Con esta panoplia temporal , Gurvitch ha intentado constatar los diversos fenómenos temporales que se dan en los diferentes tipos de las sociedades, acendrándose  en su carácter descriptivo.

Pero así mismo, Gurvitch, probablemente sin darse muy bien cuenta de ello,  ha abierto el camino  de lo que, desde el punto de vista de la denominada Sociología del Conocimiento,  ha resultado ser la concepción de lo temporal que puede darse en las sociedades industriales avanzadas. Estamos hablando de la concepción postmoderna del tiempo.

Como no se trata de resolver un problema del tipo de si fue primero el huevo o la gallina, lo que se desea  constatar aquí es que esta concepción de lo temporal, alumbrada por Gurvitch y desarrollada , con limitaciones, por otros autores, presenta una correspondencia histórica  con las transformaciones de las sociedades industrializadas de los últimos cincuenta años.

La virtualidad de esta concepción,  de sus potencialidades, se comprueba  en su capacidad dilucidatoria para  permitir la comprensión de una vida social en la que  los sujetos se ven imbricados en temporalidades diversas y , a veces, simultáneas, sin que les sea posible suscribirse, salvo  una opción ideológica determinada, a un registro único. Así, los tiempos de los símbolos, del trabajo, de la vida familiar, de la sexualidad o de la experiencia estética se ven montados unos sobre otros, manifestándose pluralmente en  una articulación sin fin.

 

3.- La neo-temporización ultramoderna

¿ Continúan vigentes las distinciones gurvitchianas? Si hacemos caso de  algunas recientes teorizaciones generales sobre la temporalidad , parece que no. Más bien ocurre que estamos asistiendo a la eclosión de una nueva teorización sobre la temporalidad que nos remite de nuevo al tiempo fuerte de los historiadores más tradicionales.

Así, obras  como la de Fukuyama[8], de claro basamento hegeliano,  reintroducen la sumisión de los diferentes tiempos sociales en un gran tiempo histórico que , paradójicamente, se extingue en el fin mismo de la Historia.

Parece que con ello  se pretende extinguir el discurso de la multiplicidad de los tiempos sociales. No se extingue su  hipotética multiplicidad, sino que se  fomenta su extinción subordinándola a un tiempo histórico  único que, a su vez, se extingue a sí mismo.

¿Qué puede significar todo esto ? ¿Que estamos asistiendo a una nueva modificación social, quizás a escala mundial ? ¿Que dicha modificación social planetaria  precisa de un nuevo discurso acerca de la historia y  de la temporización social ?

Parece que sí. La modificación social de la que estamos hablando y de la que Fukuyama no habla  porque la supone, es la que  recibe el nombre de globalización. En efecto, la globalización, que se presenta  a sí misma como superación de  todos los sistemas sociales precedentes y , sobre todo, como superadora de la  vieja alternativa entre capitalismo y colectivismo, asume todas las características de una transformación social a escala mundial. Sus dimensiones son bien conocidas: mercantilización universal y aculturación ecuménica.

Pues bien, la globalización, todavía en fase de  implantación, parece haber generado también  una cobertura ideológica nueva. Algunos la denominan ultramodernidad [9]. La ultramodernidad  se presenta , a su vez, como superadora de los esquemas simbólicos  modernos y , sobre todo, postmodernos, y  aboga por una neo-temporización social que se articula  sorprendentemente en  la vieja pretensión unificadora del tiempo histórico.

Se intenta así hacer  desaparecer el discurso de la multiplicidad de los tiempos sociales considerándola un  vestigio o, incluso, una rémora, del pasado postmoderno, y se postula un nuevo  tiempo histórico, universal, que , una vez más, dota de sentido general a todo el quehacer humano.

Más para que la dotación de sentido sea plena, no se recurre a la elementalidad moderna de la Razón o  el Estado. Se recurre , curiosamente, a  la tradición premoderna, a la tradición del Dios denostado por la modernidad. Ultramodernos y premodernos se dan aquí la mano. El nuevo Dios no es , no puede ser, el viejo Dios . Es un Dios nuevo, un Dios-Espíritu que ,olvidado, renace corporizado en la inmediatez de los sujetos. Así los filósofos de la Historia han redescubierto el Espíritu y con él  todas las  formas posibles de religación.

 Entre tales formas posibles de religación  hay dos que despuntan con  una fuerza inusitada:  la de la Producción, trasunto edulcorado de los viejos Estados-empresas, y la de la Tribu-Nación, variante  civil  de cualquier religión tradicional, cuando ésta no se manifiesta, de nuevo, a cara descubierta o tras un velo gnóstico aristocratizante. La Filosofía se ha vuelto, de pronto, Teología. La secuencia parece sencilla, quizás demasiado simple, pero, por ello mismo, es arrolladora.

Como colofón de los dos sistemas de religación aludidos, ha surgido un instrumento nuevo, que homologa continuamente Mercados y Tribus en una pretendida horizontalidad democrática: Internet. La red de redes se ha convertido así  en un amalgamador turbo que genera  sin descanso un flujo de tiempo homogéneo y universalizante. Es el tiempo de la Tribu Cibernética.

Pero, una vez más, no se trata de dilucidar entre la preeminencia del huevo o la gallina. Como se ha dicho, la globalización no ha hecho sino comenzar y , con  ella, la ultramodernidad. Y con la ultramodernidad cibernética,  la subsunción de las variantes de la temporización social en el registro  del  tiempo histórico único , avalado por una nueva teología teleológica-- todas las teologías son teleológicas, hasta las más civiles .

Por lo demás, sabemos, si no subscribimos una opción tercamente funcionalista de  la Sociología del Conocimiento, que las realidades sociales generan discursos  tanto como los discursos generan realidades sociales. De lo que se trata pues, más allá de una reivindicación pírrica y teórica  de la multiplicidad de los tiempos sociales frente al tiempo único de la Historia, es de asumir qué se está sancionando cuando, de nuevo, se reclama una historia sin avatares inconexos, o un tiempo único de lo social sin  las incómodas reverberaciones de los tiempos entreverados.

vhuici@bergara.uned.es

(  publicado en VII Congreso Español de Sociología. Salamanca, 2001. CD-ROM )

 

 

 

 



[1].- GURVITCH,G. La vocation actuelle de la Sociologie, Ed. P. U. F. ,Paris, 1969 , p. 359 [ tr. de V. H. ]

[2].- Idem supra, p. 359.

[3].- GURVITCH,G. Dialéctica y Sociología. Ed. Alianza, Madrid, 1969, p. 309.

[4].- Marx parece poder salvarse de la quema , o , al menos , esto es lo que intentaron demostrar algunos pensadores como  el  hoy olvidado Louis Althusser, que  quiso despojar a Marx y al marxismo de cualquier connotación trascendental. Vid. v. g. , su obra El marxismo no es un humanismo .

[5].- Éste será, en parte, el trabajo que desarrollará la obra de Michel Foucault, como queda de manifiesto en su  "Nietzsche, la genealogía , la historia " (   en  FOUCAULT, M. La genealogía del poder , Ed. de la Piqueta,  Madrid, 1978, pp. 7- 29 ) . Sobre esta cuestión, vid. HUICI, V. " Michel Foucault y la Historia " , in La(s) Otra(s) Historia(s), núm 4. 1994, pp. 119- 131.

[6].- Sobre Halbwachs, vid., v. g. , HUICI, V. " Tiempo, espacio y memoria: actualidad de Maurice Halbwachs", in Actas del IV Congreso Vasco de Sociología , Bilbao, 1998, vol. I, pp. 438-441.

[7] .- Entre ellos se encuentran: el Tiempo de larga duración y al ralentí , en el que el pasado se proyecta en el presente y en el futuro con carácter continuista; el Tiempo engañoso, en el que, bajo la apariencia de la larga duración, se ocultan las virtualidades de crisis bruscas que implican una ruptura entre el presente y el pasado; el Tiempo de las pulsaciones irregulares entre la aparición y la desaparición de los ritmos , tiempo de intervalos de incertidumbre en los que  existe una cierta dificultad para relacionar el presente con el pasado y con el futuro; el Tiempo cíclico, que configura un tiempo replegado sobre sí mismo, de condición muy continua y cualitativa; el Tiempo retrasado sobre sí mismo, que define un  tiempo ralentizado sobre sí mismo que no da cuenta efectiva del presente; el Tiempo de alternancia entre retroceso y avance, que señala un tiempo en el que se establece una competencia entre las actualizaciones del pasado y el futuro; el Tiempo adelantado a sí mismo, en el que el predominio del futuro se hace presente, manifestándose como discontinuo, contingente y cualitativo; y, finalmente, el Tiempo explosivo, tiempo de disolución del pasado y el presente en la creación de un futuro inmediatamente trascendente. Para una ampliación  de los tipos temporales aquí expuesto, vid. GURVITCH, G La vocation. . .  pp.388 y ss.

[8].-FUKUYAMA,F El fin de la historia y el último hombre. Ed.Planeta, Barcelona, 1992

[9].- Véase la, por otro lado, sugerente obra de MARINA, J. A. El misterio de la voluntad perdida, Ed. Anagrama, Madrid, 1997.